Asturica, desde su fundación como ciudad romana, se convirtió en la capital de los Astures. Tito Montanio Frontón sería uno de ellos, de la tribu de los Zoelas, y llegaría a ser oficial de rango inferior en el ejército con 26 años de servicio.
Una inscripción funeraria nos recuerda a Persius, soldado de la Legio X muerto en Astorga.
Cayo Pelgo, veterano de la Legio X Gemina se asentó en Asturica. Llegó a tener esclavos. Su liberto, Primus, le dedicó la lápida funeraria.
Granio Forte sería un veterano de la Legio VII Gemina retirado en Asturica, donde murió a los 83 años. Estuvo casado con Vecia Sabina de 50 años y ambos fueron recordados por su hija Elia Priscila.
Domicio era jinete del ala II Flavia con domicilio en Tabalaca, murió con 37 años y 17 de servicio. Cayo Cornelio Sereno, también soldado de caballería del mismo pueblo, cuidó de que se le hiciera un monumento en su recuerdo.
Valeria Arabica, hija de Cayo, dedicaría una lápida a su marido Lucio Pompeyo Faventino, prefecto de la cohorte VI de los Astures, tribuno militar de la Legio VI Victrix, prefecto de la caballería del ala II Flavia y flamen de la Hispania Citerior y de la ciudad de Roma. ¡Todo un personaje!
Personajes singulares en las legiones eran sus músicos. En Astorga conservamos el recuerdo de Lucio Octavio, el soldado que tocaba la tuba en la Legio X Gemina.
Desconocemos su nombre pero sabemos que ejercía de profesor de Enseñanza Secundaria en las asignaturas de Literatura, Latín y Griego, Historia de Roma y Grecia, Geografía de Italia y nociones básicas de Astronomía y Física. El gramático vivió en Asturica en el siglo II y murió a los 70 años.
Al nieto de Gayo Otacilio los conocemos por que dedicó, junto con su abuelo, una lápida a la diosa Fortuna. A otros niños por fallecer a edad muy temprana. Claicinio, hijo de Claro, procedía de la zona de la actual provincia de La Coruña, murió a los 6 años en Astorga. Como Próculo, hijo de Lucio y natural de Uxama (Burgo de Osma) que lo haría a los 3.
Floro vivía en contubernio con Felicula. Formaban parte de su familia Licinio Felix, su padre y Placido, su hermano. Todos ellos eran esclavos de Licinio Himeris y por ello no podían optar al matrimonio por el rito tradicional romano, solo reservado a los ciudadanos. Floro cuidaría de recordarlos en un monumento.
Tiberio Julio Vegeto, debía de ser un hombre fuerte, como así lo indica su cognomen: vigoroso. Su liberto Sabino le dedicó una lápida.
La esclava Lyda murió en Asturica a los 28 años y Thaumasto, su compañero, hizo un pequeño monumento para recuerdo de ambos. Sit tibi terra levis: "Séate la tierra Leve".
Son varios los esclavos de los que se tiene noticia. Thaumasto, compañero de Lyda, sería uno de los que vivió en la ciudad en el siglo I d.C., de origen greco-oriental como Lyda, pertenecía a Lusius Saturninus, rico aristócrata de la ciudad.
Memmius Barbarus, de probable ascendencia astur y originario de Asturica llegaría a ser flamen (sacerdote) de la provincia Citerior y tribuno de la Legio I en Novae (Sistov).
Cayo Julio Fido, hijo de Cayo y de la tribu Quirina, fue flamen de Roma y Augusto. Sería recordado por sus hijas "Julia, la mayor y la menor".
Los Procurator eran altos cargos de la administración romana destinados en provincias bajo el mandato del Emperador o del Senado. Julio Silvano Melanio, Procurator de Augusto en la provincia Hispania Citerior, estuvo destinado en Astorga, además de en la Galia y la Dalmacia, todas zonas mineras del imperio.
Lucio Valerio Aucto, era tartamudo. Adivinaba el futuro por el vuelo de las aves y por observación de las entrañas de las víctimas. Ejerció su profesión en Asturica durante el siglo II d.C. y murió a los 56 años de edad.
A Justina, ciudadana romana de Asturica, su marido Calpurnio Caudrado, procurador de Augusto, dedicó una lápida como "santísima esposa".
Marrinia Procula, hija de Marco, fue honrada por su marido Trutedio Clemente (procurador de Asturia, Gallaecia, Dalmacia e Histria) en la época de Adriano: "a la esposa santa y casta".
La esclava Flavia Martila, junto con Flavio Ambacio, recordaron a sus patronos, de quien tomaron el nombre al recibir la libertad, dedicándoles un monumento tras la muerte de los mismos.
Asturica, como capital de convento jurídico, fue lugar de parada y paso de numerosos personajes de otros lugares como el contable Próculo originario de Braga, al igual que Quinto Cumelio, y beneficiario del procurador de Augusto.
Aurelio Vegeto, junto con Elio Dentón, era "director de una asociación" (magistri del colegio funerario) y dedicarían, en Asturica, una lápida a los Dioses Manes en favor del colegio.